Preguntas


Despertó la mañana, una mañana de las que anuncian el fin del verano. Calurosa, húmeda y a la vez gris, premonitoria de un otoño de desasosiegos y angustias.
Una libra de vino y par de yemas frescas, dos cucharadas de azúcar, un café fuerte y la escarcha de cada día en el pecho, energético y fugaz desayuno para enfrentar otro día.
Desde los llanos rasurados llegó el aroma cansino de la paja seca, por la solana bajaron los vencejos anunciando viento y por la umbría los riscos supuraron las ultimas gotas del llanto nocturno.
Arrojo la cuchara con desden sobre la mesa anunciando el hastío de quien ha devorado casi todo sin llegar a saciarse. ¿Quizás sea la señal del fin? ¿Acaso un nuevo principio?
Ventana al otro lado



Premonición


Amaneció, como suelen hacerlo los días de invierno, con tímidos rayos de luz atravesando la neblina. En lo alto del lomo de la Morisca un viejo escarba entre las yerbas buscando jaramagos, más abajo casi llegando a los lavaderos unos chiquillos corren entre los charcos. En la Muralla, posados en un acebuche centenario los capirotes cantan y los mirlos alzan el vuelo mientras otean desde el aire la comida fresca que les proporcionará el llano recién arado. Por el camino de las Haciendas una mujer corre tras el viento que se lleva el último aliento de su primogénito. Cuando la mañana llega por fin a las puertas de la casa el silencio da paso al llanto.
El mensaje fue tranquilizador.
      -Por su aspecto no debió sufrir. ¡Que descanse en paz!
      -Por fin se acabó el invierno. ¡Ahora descansa en paz!
En la ventana de su cuarto dejó cuanto poseía y lo dejo para que la semilla cubriera los campos que él nunca supo cultivar.
Ventana de sueños